sábado, 10 de julio de 2010

ONCEAVO SINTOMA:

Espiritualidad ausente o muy empobrecida con soberbia intelectual, tendencia al materialismo y nula o poca fe.

Los adoradores del becerro de oro.
El real propósito de la rehabilitación de un alcohólico es su recuperación integral. La recuperación de la
enfermedad adictiva tiene que alcanzar los cuatro niveles de los cuales consta: el físico (desintoxicación y
tratamiento de las complicaciones médicas), el psico-emocional (autoconocimiento, autoaceptación y
superación de los conflictos neuróticos no resueltos), el psicosocial (reparación de daños, reconciliación con
seres queridos y superación social en todos los órdenes) y finalmente, el nivel espiritual (aceptación de un
poder trascendente a uno mismo, fortalecimiento de la fe y trascendencia de lo material). Algunos solo logran
los tres primeros niveles y se encadenan a una soberbia intelectual y un materialismo a ultranza que atrofia
su espiritualidad y les impide su verdadera liberación.

En la recuperación de muchos alcohólicos, la misma recuperación les va generando una autosuficiencia que
los lleva a una forma de soberbia intelectual, y desarrollan la convicción que todo se debe a ellos mismos,
esto es una forma de BORRACHERA SECA. La crisis de valores hunde al hombre contemporáneo en este
materialismo a ultranza que lo convierte en un adorador del becerro de oro. Un distinguido psicoanalista, el
creador de la logoterapia, Viktor E. Frankl afirma que el abuso del alcohol y de las drogas no es más que la
consecuencia de la falta de sentido en la vida, de la vacuidad exitencial y de la carencia de valores
espirituales, el vacío existencial y la falta de un proyecto de vida con metas trascendentes que vayan por
encima de la propia persona hacen que el individuo caiga en un enajenamiento existencial que lo lleva a
buscar compulsivamente satisfactores que le permitan vivir el momento para encontrar una felicidad
inmediata que sustituye a la verdadera felicidad del que va buscando metas superiores en su vida.

Todo esto
conduce a una terrible pobreza de espíritu y debilidades de la existencia que lo llevarán a la infelicidad y
amargura. Aquellos que mantienen una pobreza espiritual son los adoradores del becerro de oro que, a pesar
de llevar mucho tiempo de abstinencia en el programa de Alcohólicos Anónimos, no dejan de ser borrachos
secos, lo que les impedirá alcanzar la verdadera liberación que los conduzca a la plenitud de la sobriedad.

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